En el mundo del emprendimiento, el fracaso es una realidad que acompaña el camino hacia el éxito. Detrás de cada empresa exitosa hay historias de desafíos, obstáculos y, a veces, fracasos. Estas experiencias no solo son inevitables, sino que también son cruciales para el crecimiento y la evolución de cualquier emprendedor. Sin embargo, lo que realmente distingue a los emprendedores exitosos es su capacidad para enfrentar la adversidad.
Según Sercotec, aunque Chile es el país que más emprende en Latinoamérica, también es el que más fracasa. Las estadísticas son impactantes: el 97,5% de los emprendimientos chilenos cierran antes de alcanzar los 5 años de vida. Estas cifras son más que simples números; representan desafíos reales que los emprendedores chilenos enfrentan día a día en su búsqueda de convertir sus sueños en realidad.
Una de esas personas que estuvo dispuesta a enfrentar estos desafíos es Rosa Ester Salazar, gerente de Grupo Roes. Con una gran trayectoria, Rosa comparte su perspectiva: «En la vida, uno siempre tiene que tomar decisiones, de aceptar o no aceptar. Cuando uno toma malas decisiones, acumula experiencia. Por eso, le digo a la gente: si te equivocaste, sigamos adelante. Uno no quiere pagar los fracasos, pero al final, lo importante es que de las malas decisiones uno aprenda».
El miedo al fracaso sigue siendo una barrera significativa para aquellos que desean aventurarse en el mundo empresarial. Según los resultados de la edición GEM Chile 2022, un 50% de la población continúa señalando esto como una barrera. Este temor puede paralizar a muchos, impidiéndoles perseguir sus sueños y llevar a cabo sus ideas innovadoras.
En este contexto, es esencial escuchar las experiencias de aquellos que han enfrentado situaciones difíciles y han salido adelante. Leonardo Castillo, CEO de Finestra, comparte un testimonio de su experiencia durante el estallido social: «Nosotros tuvimos una experiencia al límite. Tuvimos que reconstruir la oficina para poder operar. Recuerdo que la única posibilidad que teníamos era arrendar una residencia donde almacenar nuestras cosas. Trabajamos apretados durante mucho tiempo entre cajas, pero lo más importante de esto es que uno se tiene que parar. Al otro día, empezó el día de nuevo. No teníamos oficina, no teníamos luz, no teníamos internet, no teníamos nada. El mensaje que puedo dar a un emprendedor es sin llorar. Uno se tiene que parar e ir al trabajo. Si te vas a poner a llorar, entonces perdiste todo tu esfuerzo».
Por eso es importante considerar que los fracasos no definen a un emprendedor, sino cómo se levanta y sigue adelante después de enfrentarlos. Cada obstáculo es una oportunidad para aprender, crecer y fortalecerse.
El camino del emprendimiento está lleno de altibajos, pero son esos momentos difíciles los que moldean el carácter de un emprendedor y lo preparan para los desafíos que enfrentará en el futuro. En última instancia, el fracaso puede ser una lección valiosa en el camino hacia el éxito empresarial.
