PATRIA/PARIA, es el juego de palabras que eligió Fernando Foglino, arquitecto, poeta y artista visual, para bautizar el antimonumento de su autoría que recibe a los visitantes en el Muelle Histórico Melbourne Clark, en el marco de la Bienal Internacional de Arte Contemporáneo SACO1.1.
Inspirado en la obra del reconocido arquitecto y escultor chileno-croata, Jorge Tarbuskovic Dulcic (1907-1985), quien introdujo la corriente modernista en el diseño de los principales edificios y monumentos del Norte Grande del país, Foglino deconstruye y resignifica una de sus obras más conocidas en la ciudad, parte del paisaje urbano desde 1941 y que originalmente fue construido para conmemorar la independencia de Chile.
El artista toma los elementos utilizados por Tarbuskovic en el monumento original ubicado en la Costanera de Antofagasta y da un giro en 180 grados para plasmar en su obra el dolor y la violencia heredada del Golpe de Estado en Chile, relato en común con otros países de Latinoamérica.
El uruguayo volvió este año a la región invitado por SACO, tiene un vínculo con la ciudad desde 2016, cuando fue parte de los seleccionados de la convocatoria internacional para el entonces Festival de Arte Contemporáneo, exponiendo por primera vez en el Muelle Histórico.
Para Fernando, SACO no era un circuito expositivo desconocido en Latinoamérica. “En Uruguay, ya en ese momento, circulaba la noticia de este concurso internacional. Fui elegido e intervine el vértice en la punta del Muelle Histórico. Luego, en el marco del diplomado Microcuradurías me invitaron a dar clases a distancia y formar parte del tribunal evaluador cuando los estudiantes presentaron las tesis”, recuerda Foglino con entusiasmo.
El creador de PATRIA trabajó en colaboración con Paula Carmona y Nicolás Cox de la Colectiva Poética de la Urgencia (Chile), como parte del proceso creativo: “Me gusta trabajar en los proyectos metiéndome en la historia, investigando mucho para plasmar una idea. En este caso fue muy importante el tema curatorial, Golpe y la violencia. Ese fue el primer impulso, saber que, al igual que en Uruguay, Chile cumple 50 años del Golpe de Estado”, agregó el artista.
Además, según explicó, el trabajo previo que realizó durante su residencia en ISLA fue clave, “recorrí la ciudad buscando inspiración y como trabajo hace tiempo con los monumentos, me llamó la atención el monumento En honor a la patria en la Costanera. El golpe visual fue bastante fuerte, lo entendí como un monumento celebratorio de algo militar bastante violento. Cuando vi la fecha 1973 y empecé a investigar, descubrí que esa pieza la rebautizaron en ese año, cambiándose su significado. El monumento que es creado en honor a la patria y celebra la Independencia de Chile en 1810, se vuelve parte de esta campaña de nombrar y reconocer el Golpe de Estado, como una segunda independencia, como una nueva liberación”.
Esa intervención anónima en el monolito original creado por Tarbuskovic cambió el sentido de la pieza al ser rebautizado en un acto negacionista, en el que agrega 1973 al lado de 1810 y se le cruza la palabra septiembre. “Investigando ese hecho, sabiendo que es de un arquitecto muy conocido como Jorge Tarbuscovic, pensé en hacer la mímesis con una réplica exacta, con las mismas medidas de esta obra arquitectónica. Y así, este monumento, que también es centro de manifestaciones y ha sufrido daños a lo largo de los años, pero que siempre es vuelto a reparar, sigue dando este mensaje en apología al golpe de Estado y sigue allí todavía después de 50 años celebrando de alguna forma la violencia”, menciona.
Golpe, el relato común
Para Fernando, si el arte contemporáneo tuviese una función, esa sería la de invitar a formular preguntas. “Este antimonumento no busca perdurar, es algo transitorio, porque su materialidad de alambre como estructura tiene sus defectos y es frágil. Busca dar esta otra visión, como Gabriela Mistral cuando nos dice menos cóndor más huemul”.
Esto, en alusión a los elementos que se resignifican en su intervención: “Los símbolos del escudo chileno están presentes, pero el cóndor aparece encerrado en esta estructura tipo jaula, y allí es bastante fácil relacionarlo con el Plan Cóndor, que tuvo a todas las dictaduras en comunicación para colaborar entre sí. Este plan dio como resultado personas detenidas desaparecidas en Uruguay, Argentina y así en todos los países.
En este caso la referencia es directa a ese plan, donde también aparece el huemul, animal en peligro de extinción, que se ubica por fuera de la estructura, donde pasta libre y nos mira sin entender. Aparecen los mismos elementos del escudo, pero disociados.
La estrella de cinco puntas está allí y la palabra Patria tan repetida y tan generadora de violencia, aparece en esta situación sin la letra T que se ha caído y la palabra Paria queda escrita. Lo que en el nombre de la patria siempre ha habido, perseguidos. ¿Qué ganamos? ¿Qué perdemos al tratar de remarcar siempre esta cuestión patriota?”, invita a reflexionar el artista.
Durante su estadía en Antofagasta, Fernando participó junto a sus pares latinoamericanos en el circuito expositivo y valoró el espacio de crecimiento artístico.“ Esta bienal permite conocer el movimiento artístico contemporáneo de Latinoamérica a través de la convocatoria abierta. Esta convivencia que genera estar en el Norte de Chile y compartir nuestras obras con la comunidad abre un espacio de conversación y se potencian las redes de circulación. Además, la ciudad es muy potente y este muelle en particular, que es como una flecha metiéndose dentro del océano, es algo alucinante para intervenir de manera libre”, concluyó.