Por Antonio Muñoz Mayne-Nicholls
No escribas sobre algo, si no te motiva, si no te moviliza hasta las vísceras. Y una de las cosas que me mueven son las buenas series animadas. No abundan, a mi parecer, pero cuando se encuentra algo de calidad se reconoce de inmediato. Esta es una de las series de animación que más me atraparon en mi niñez pero que fue difícil de ver por los horarios en que era emitida, por lo cual estuve años añorando poder verla completa.
Una de las cosas que me encantaron desde un principio fue que cada capítulo de las Misteriosas Ciudades de Oro, terminaba con un breve documental de las culturas precolombinas de Sudamérica, en donde está ambientada la serie. Esto, complementado con la excelente animación y la música, muy propia de las series animadas de los años 80, la hacían todo un clásico, que sin embargo no se repitió más de dos veces en el canal católico de la época. Alcancé a ver algunos capítulos y luego le perdí la pista. Pero no la olvide.
Extrañamente mi memoria me hacía volver una y otra vez a aquel programa visto en semanas de vacaciones de invierno (lo transmitían en horario en que yo tenía clases, solo para hacerlo más difícil) o cuando me enfermaba.
Era entonces cuando aprovechaba de ver los capítulos, en donde un grupo de niños se aventuraban por el continente, a bordo de un cóndor mecánico hecho de oro que podía volar y que iban en búsqueda de las ciudades de oro, uno de los mitos más transversales de las culturas de Meso y Sudamérica. Y por su puesto una de las motivaciones para la conquista de los españoles que se extendió por más de 300 años.
Paso el tiempo y la impronta que dejo en mi aquellos dibujos, música e historia, volvieron tantas veces a mi mente que apenas pude (y la tecnología lo permitió) la vi completa y disfrute como cuando era un niño. Había cosas distintas obviamente, habían pasado décadas y ahora era un adulto con criterio formado y des formado para apreciar los distintos lenguajes de la animación, pero a mi parecer, la serie tiene los códigos clásicos del anime de la época, el humor, el suspenso y la animación más rustica pero no por eso menos detallada en escenarios y paisajes, que permitían viajar a la América de los siglos XVI y XVII que en esos tiempos solo conocíamos a través de los libros de historia.
El origen
La serie animada de co-producción Franco-Japonesa, emitida por primera vez el año 82 en Francia, guarda el espíritu de las series de la época con animación característica, un tema de opening y otro de ending especialmente compuestos para la serie así como su banda sonora muy identificable con elementos de la música andina.
Nos hace recordar otras series emblemáticas de la época como Robotech, Fuerza G, Candy, Marco e inclusive Espartaco, protagonizada por niños en un contexto de aventuras que a la vez que sucede, también significa un crecimiento para los protagonistas. Y esto no es menor pues se trata de series con capitulación sucesiva, que a diferencia de otras animaciones de la época, en que cada capítulo era una historia, en este caso la historia se contaba a través del recorrido de los protagonistas por un derrotero que a lo largo de los sucesivos episodios, relataban un principio y un fin.
A su vez, la gran diferencia con estas otras series, es que Las Misteriosas Ciudades de Oro está ambientada en un pasado identificable, el de la conquista española y su invasión en los pueblos indígenas del continente americano, con el aditamento de la mitología en torno a las míticas ciudades de los incas, la codicia de los europeos y el romanticismo acerca de las culturas precolombinas, como contraposición al holocausto que significo la llegada del blanco conquistador.
Llama la atención que una temática tan ajena a las culturas europeas y asiáticas fuera el foco de la serie. Sin embargo parece que esta trama y ambientación no solo hizo que la serie fuera un éxito en Europa si no que también en Japón donde fue conocida como «Esteban Hijo del Sol», al punto que luego de varias décadas, la serie fue recuperada y trajo tres temporadas más continuando las aventuras de aquellos niños que habían partido en España, luego viajaban a Sudamérica y de ahí recorren el mundo.
No quiero ilusionarles, como en tantas otras ocasiones, la serie no alcanza a tocar a los pueblos originarios más australes, que podrían haber involucrado en algún momento a nuestra mermada identidad sudamericana, pero si está muy presente la cultura inca en toda la serie, como la última gran civilización de la américa precolombina y la que es receptoría de todo el legado de las otras grandes culturas: Maya, Azteca y Tolteca, aunque esta última es trastocada en función de la historia convirtiéndola en los malos de la película. Pero ya llegaremos a ello más adelante en la reseña. Si es notable como la peripecia de los protagonistas desde el puerto de Barcelona hasta las costas del pacifico sur, tiene su episodio importante en el cabo de hornos y sus gélidas y tempestuosas aguas, causa del por qué los protagonistas naufragan y llegan al nuevo mundo.
La trama
La historia comienza con Esteban, un huérfano que vive en Barcelona, en un monasterio resguardado de todo posible peligro, es tentado por una especie de marino aventurero que le dice conocer su origen a partir del collar que lleva en el pecho, una posible reliquia de la ciudad de oro de los incas, y que fue él quien lo trajo al cuidado de los monjes dado que sobrevivió a un naufragio en las costas del pacifico sur, en el nuevo mundo. Esteban que es un chico intrépido pero inseguro, engancha con este personaje al que conocemos como Mendoza y decide averiguar su origen, viajando con él al nuevo mundo.
Se suman otros personajes como la princesa Zia, atrapada por los españoles pues es heredera del conocimiento de la escritura de los incas.; Sancho y Pedro, ayudantes de Mendoza que configuran la dupla cómica de la serie (muy clásico de los animes de la época) y; luego de que llegan al continente, se suma Tao, un aborigen de la extinta nación de Mu, que cuenta con saberes de esa civilización, que son claves para el desarrollo de los acontecimientos.
Los tres niños, Esteban, Zia y Tao se hacen muy amigos y con la ayuda de Mendoza y sus ayudantes logra hacer frente a los antagonistas: el Comandante Gomez y el Capitán Perez, que por sobre su fidelidad a la corona española, que es la organizadora del viaje en busca de las Misteriosas Ciudades Incas, han dirigido la expedición por su fiebre de oro, en busca de El Dorado.
Los chicos logran zafarse, incluso de Mendoza y de sus ayudantes, que resultan ser unos mercenarios dispuestos a ayudar a quien más oro les ofrezca, utilizando un Barco escondido que funciona con energía solar y que es herencia de la cultura de la nación extinta de Tao. Luego de varias aventuras, adentrándose en el continente, en uno de los asentamientos que visitan, logran hacer funcionar un enorme Cóndor de oro, con el cual remontan los aires y así se trasladan de un lugar a otro.
Es dable señalar que todos estos artilugios utilizados en la serie son de energía solar lo cual guarda coherencia con la filosofía de que los Incas y otras culturas que tenían al Sol como su principal deidad. Esto le da mayor relevancia a Esteban pues su relación con el sol se va estrechando con el correr de la serie y por lo tanto es de incidencia dentro de las creencias de los pueblos que se mencionan en la serie. Y es que además de tener este medallón que también tiene Zia y que al parecer provienen de las mismas ciudades de oro que nombran la serie, tiene la capacidad de manejar el clima, ya que en varios capítulos cuando está a punto de morir o ser sacrificado por los pueblos que encuentran, aparece el sol y despeja las nubes, lo que lo posiciona como una especie de Niño sagrado: El hijo del Sol.
Sin embargo Esteban se ve instado al viaje por qué cree que encontrará a su padre quien viajó al nuevo continente y se perdió en el naufragio donde lo rescata Mendoza, para no ser visto de nuevo. Si bien Mendoza pasa a ser la figura paterna de los muchachos, su ambigüedad moral lo hace a veces ser antagonista de los tres niños, lo cual le agrega incertidumbre a su rol pero también, más condimento a la trama. No podemos dejar pasar que así como otras grandes series animadas de la época, el argumento dramático de la figura paterna-materna ausente es uno de los leif motiv para el o los protagonistas, como también ocurre en Marco, Remi o en la propia Heidi, muy cerca temporalmente de esta serie.
El aporte cultural
Las referencias a las culturas originarias de nuestro continente son abundantes y da gusto verlas representadas en una obra animada. Sobre todo en la ambientación de los templos y ciudades mayas, aztecas e incas que están fielmente representadas.
Transitamos desde los pueblos de la Riviera maya, hasta el amazonas, incluso encontrándose con una tribu compuesta por solo mujeres. Luego, a través de los capítulos vemos como se adentran en el continente y conviven con pueblos de la cultura Inca y plantean el enigma de los Olmecas, como uno de las civilizaciones que dada su influencia, determinaron al reto de los pueblos, pero nunca se supo cómo desaparecieron.
La serie tiene matices muy inspirados de ciencia ficción, como la utilización de la energía solar y las tecnologías de las antiguas civilizaciones que se contrapone al uso de la pólvora y el exterminio como única forma de conquista. Esto la hace una serie bastante vanguardista a mi parecer pues además de plantear la reivindicación de las culturas del nuevo continente como civilizaciones con avanzadas tecnologías que les permitían sobrevivir, plantea la caricatura de la conquista por el fervor del oro, lo cual sabemos que termino siendo determinante en la matanza y el exterminio de los pueblos que los españoles iban encontrando, como el propio imperio Inca.
El mito del Dorado se ve representado en su amplia magnitud. La ensoñación del conquistador con las ciudades de oro nos acompaña hasta nuestros días. Solo basta citar la obra de Hugo Silva: Pacha Pulai donde se relata el mito de la ciudad de los cesares, nuestra propia versión de el Dorado, constatando como esta leyenda trasciende los pueblos de este continente.
Efectivamente el Mito de el Dorado es determinante en la historia de nuestros pueblos, pero al parecer, dejo de ser un mito cuando los conquistadores se dieron cuenta que las ciudades no eran tales, pero las riquezas del suelo latinoamericano eran de tal magnitud que valían por mil ciudades de oro. No se puede dejar de pensar en el paralelismo, de la ambición de los españoles, foráneos que solo pensaban en oro y fueron capaces de exterminar en su nombre, frente a la actitud respetuosa con la tierra de nuestras culturas originarias.
Sin embargo, durante siglos fuimos víctimas de la extracción indiscriminada de recursos que pueden interpretarse como que finalmente, si encontraron el dorado en estas tierras, no solo los españoles, también los gringos, los ingleses, los franceses y los canadienses, por mencionar la nacionalidad de algunas de las más grandes empresas que hoy en día son dueñas de la extracción de recursos en nuestro países. Partiendo por Potosi en Bolivia, que durante siglos ha sido desangrada, hasta nuestro salar de atacama que hoy ve amenazada su reserva de litio por lo intereses extranjeros. ¿No se trata del mismo problema de siempre? (aquí sugiero revisar el gran libro «Las venas abiertas de América Latina» de Eduardo Galeano, no para salir más felices pero si para estar más informados).
Las adaptaciones
En este caso, la serie animada es una adaptación del libro The King’s Fifth, el cual según las reseñas que pude consultar no guardaría mucha relación y solo sirve de base para la historia.
Además de los 43 capítulos de la serie que pueden encontrar en YouTube si son pacientes y que están en francés pero que pueden ser traducidos fácilmente, una cadena de televisión francesa retoma la historia donde termino en esta serie de los ochenta y lanzo hace alguno años tres temporadas más, en donde Esteban y sus amigos siguen buscando ciudades de oro, pero esta vez en china y otros continentes, pues el mito está presente en casi todas las culturas. Inclusive, tal ha sido el éxito de la serie que tiene un video juego.
La Nostalgia
El aporte de la serie, con su trama pseudo histórica y de ciencia ficción, habría sido enorme a mi parecer, de tener más difusión en nuestro país. El aporte educativo es al menos abrir la opción de la ficción dentro de la versión clásica de la historia de los pueblos americanos antes – durante y post la conquista. Si bien tiene muchas imprecisiones, debe ser valorada como una obra de ficción que ayuda a adentrarse en la cosmogonía de las naciones indígenas que gobernaron y habitaron nuestro continente mucho antes que nosotros. Y en ese sentido se valora aún más la seriedad con que lograron la representación de esas culturas independiente de las libertades argumentales que toda serie para niños debe tener.
Pienso que quizás gracias a esta serie, y sus capsulas documentales después de cada capítulo, mi interés por los pueblos de Meso América se vio incrementado, a partir de la extraña sensación de familiaridad que me surgía por compartir los mismo escenarios. Pero también por instar a compenetrarse con aquellos mitos que parecen tan exóticos al ojo tradicional, pero que se vuelven irresistibles si uno indaga un poco en ellos.
Y es que las misteriosas ciudades de oro, han estado en nuestra psique colectiva desde siempre, no solo como la promesa de una riqueza inconmensurable a partir de la conquista de un tesoro escondido, si no que como la representación de la grandeza de las civilizaciones que habitaron Sudamérica y que dentro de ese esplendor aun guardan misterios que no hemos podido comprender ni develar. Ahí está su más grande tesoro.