Por Nicolás Salinas Sepúlveda, Gerente de Operaciones Consultora en Dos Barbas
En un escenario empresarial donde la rentabilidad económica ya no es la única moneda de cambio, emerge un paradigma transformador: la inversión de impacto.
Para contextualizar esta aseveración, les propongo el caso de Dos Barbas. Ad portas de celebrar 10 años trabajando en distintas comunas del país, la empresa abraza este enfoque no solo como una estrategia financiera, sino como un compromiso profundo con el cambio positivo en la mejora constante de nuestros procesos.
Más allá de las definiciones, esta columna busca explorar la esencia de la inversión de impacto, destacando no solo su importancia, sino también las acciones concretas que, en este caso, la unidad de consultoría emprende para convertirlas en oportunidades para impulsar el desarrollo social y su sostenibilidad.
Indicadores claros para medir el impacto
La inversión de impacto va más allá de los informes financieros convencionales; requiere métricas claras para cuantificar su contribución al bienestar social y ambiental.
En Dos Barbas nos sumergimos en el desafío de desarrollar indicadores que reflejen no solo el rendimiento económico, sino también, por ejemplo, medir el impacto real en las comunidades y el medio ambiente.
No es solo una cuestión de números, sino medir la eficacia de nuestras acciones en términos de cambio positivo.
Emprendimientos sostenibles: Más que una tendencia, una necesidad
En este nuevo paradigma empresarial, los emprendimientos sostenibles no son solo una moda, sino una necesidad imperante.
Para ello, Dos Barbas adoptó una estrategia enfocada en respaldar proyectos exitosos que generan impacto social y ambiental positivo.
Eso quiere decir que detrás de cada inversión, existe una narrativa que va más allá de las cifras financieras; es la historia de las empresas que contribuyen y se vinculan al bienestar colectivo y a la construcción de un futuro sostenible.
Programas de sustentabilidad: La inversión en el futuro
Estas son la esencia de nuestra misión. Aquí, la inversión va más allá de la mera asignación de recursos; es un compromiso continuo con el desarrollo sostenible.
Nuestros programas no solo buscan cifras que respalden la inversión, sino resultados tangibles que demuestren una mejora real en la calidad de vida de las comunidades locales.
En este sentido, se trata de inversión de impacto que no solo implica un desembolso financiero, sino una apuesta a largo plazo en la busca de un futuro más verde, más equitativo y más colaborativo.
Colaboración comunitaria: La fuerza de la unión
Es por ello que la inversión de impacto no puede ser un esfuerzo aislado; requiere la fuerza articulada entre empresas, gobiernos locales y comunidades.
En la consultora promovemos activamente alianzas que vayan más allá de los informes de colaboración; buscamos indicadores que midan la efectividad de estas uniones.
En este sentido, detrás de cada colaboración, hay una visión compartida de construir comunidades fuertes y resilientes; y cada esfuerzo se traduce en indicadores tangibles de cambio positivo.
La inspiración detrás de los números
Al final del día, la inversión de impacto no es simplemente una estrategia financiera; es una fuente de inspiración. Más allá de los informes y las estadísticas, existe la narrativa de cambio positivo.
En Dos Barbas no solo nos esforzamos por alcanzar los indicadores, sino por tejer historias de éxito social y ambiental. No solo busco transmitir información, sino también inspirar a quienes la leen a unirse a la causa, a entender que la inversión de impacto no es solo un deber financiero, sino una oportunidad única de contribuir a un mundo mejor.